Me parece que es innegable lo bien que le ha hecho a la filmografía Batman el director Christopher Nolan. Este director británico ha logrado darle una complejidad a los "villanos" complicándonos la tarea a la hora de tomar partido durante la película. Y es esto lo que sucede con la última, Batman El caballero de la noche. Todos aquellos que salimos del cine, solo pensábamos en el Guasón, en su inteligencia antojadiza, en lo que logra mostrarnos del mismo héroe, en fin, es él quien nos genera la mayor empatía durante el film y después de él.
No niego que comparto plenamente su sensación. El punto es, ahora que he visto el Caballero de la Noche por tercera vez, que no puedo dejar de pensar en una cátedra de comunicación política que tuve hace poco. En ella el profesor Carlos Ossandón hacía una reseña al libro de
Michel Foucault llamado "Historia de la Locura" el cual hablaría de tres momentos en esta historia; el primero situado en el medioevo, se caracterizaría por la aceptación social de la locura desde un punto de vista religioso, santificándola, algo parecido a lo que sucedió en ese tiempo con la pobreza, el ascetismo. Un segundo momento la locura sería vista como un peligro para el desarrollo social del renacimiento, sería un estado que atentaría contra el entramado moral necesario para la vida en un orden civil, por ello los locos serían recluidos a centros en los cuales no existiera la posibilidad de contacto con el resto de la sociedad. Por último, un tercer momento es aquel en donde la visión de la locura se vuelve aún más científica estableciendo categorías sobre ella y la posibilidad de reinserción y tratamiento.
En el segundo momento existe la idea de que se puede curar la locura, que se le puede disciplinar para lograr un estado cercano a la "normalidad". En la tercera etapa sigue la idea de la cura pero con la necesidad real de reinserción.
Mi extraña pausa en el comentario de la película Batman el Caballero de la Noche, se debe a que mi intención es utilizarla como ejemplo de algo que está sucediendo en Chile. Cuando Foucault habla de locura no se refiere a los deliarntes enfermos, sino a todo aquel que atentara contra el orden moral; libertinos, críticos, feministas, etc.
En la película de Nolan el Guasón se muestra como un sociópata, alguien enfermo, que quiere destruir todo orden existente. Claramente lo es y además es un asesino. Pero lo que quiero señalar es que el personaje, del cual no quiero negar grandeza, que está demente y es el "villano" se le caracteriza como anarquista y se le persigue por ello. No es una cualidad, tampoco un pensamiento valido, es una enfermedad mental.

Mi idea no es hacer una apología del ácrata, sino más bien tratar de mostrar la persecución a cualquier organización que actúe de manera distinta a los comportamientos del sistema o bien, que proponga una alternativa distinta a un sistema que ya sabemos devastador, inhumano y mentiroso.
La persecución y encarcelamiento cae bajo la misma lógica que la persecución a la los "locos". Me parece que no hay que "hacer vista gorda" a hechos como éste porque demuestran lo tramposo y doble estándar del sistema que habla de libertad, pero para unos pocos.
Pintura Bosco sacada del blog El Teatro es una Pasión
Fotogafía paco levantando a anaequista sacada del diario El Ciudadano
Fotografía de akupa allanada sacada de Radio Konciencia
No hay comentarios:
Publicar un comentario